sábado, 6 de mayo de 2017

Incendio en la dresina

El artículo que nunca hubiéramos querido escribir en este blog. El de un vehículo ferroviario ardido una mala tarde de abril, que se había solicitado preservar como histórico. El miércoles 26 de abril, hacia el final de la tarde, comenzaba un incendio en el interior de la dresina 018-004-2 que la destruyó en gran parte, haciendo inviable económicamente su recuperación.
La dresina al día siguiente del incendio. El fuego comenzó en su interior, lleno de productos fácilmente consumibles, y calcinó todo lo que podía arder.En el exterior, la pintura, cristales y gomas desaparecidos, pero la estructura de metal sin daños graves.

La existencia en buen uso de una línea ferroviaria moderna requiere de unas profundas y constantes labores de mantenimiento en todos sus componentes: vía, sistemas de electrificación, de seguridad y de comunicaciones. Para ello existen una tan amplia como caótica gama de vehículos auxiliares, destinados cada uno a tareas concretas, y en los que aparece el grupo de los denominados dresinas o vagonetas.
Este era el envidiable estado de conservación de la dresina en junio de 2005. No hacía muchos años que se había apartado del servicio y se conservaba completa. Su recuperación como vehículo histórico no requería de apenas inversión económica.
Ponferrada, como punto ferroviario estratégico en la línea ferroviaria a la que pertenece, de Palencia a A Coruña, siempre contó con vehículos de este tipo. Hoy día son hasta 5 los que se encuentran en actividad en el entorno de la estación, teniendo en cuenta la gran movilidad de los mismos y los frecuentes intercambios entre bases de material.
El interior en 2013, pocos meses antes de que la CFB solicitara su cesión. La dresina seguía cerrada pero la visión de su interior era posible por uno de los cristales de la puerta de acceso ya desaparecido. Esta es la parte larga, la de las dos ventanas por lateral, con el espacio para 8 operarios sentados y una mesa de trabajo.
Del mismo momento que la imagen anterior, el lado contrario. Aunque la calidad de la imagen no es excelente se aprecia el puesto de conducción central con su asiento, y la parte dedicada a herramientas y documentos.
Entre el conjunto de este tipo de vehículos que han circulado alrededor de la estación berciana se encuentra uno cuya singularidad e interés lo hacían merecedor de un mejor futuro como material histórico. Se trata de la dresina numerada 018-004-2, protagonista de este artículo.
La empresa CONORSA fabricó en torno a los 80 una corta serie de 4 vehículos, similares a su modelo PC-90 pero más corto, destinados al servicio de Instalaciones de Seguridad. Tres de los vehículos se encuentran entre Monforte de Lemos y Ourense, y el cuarto permaneció en Ponferrada durante toda su vida activa.
El lado contrario al de todas las fotos de esta dresina publicadas en internet. Con el tiempo, los "inquilinos temporales" de la dresina, lograron abrir esta puerta para acceder a su interior, comenzando el periodo de mayor deterioro.
Mientras que los ejemplares gallegos pasaron por múltiples reformas y cambios de decoración, el berciano se mantuvo en su estado de origen hasta su apartado del servicio, en torno a 2006, fecha que no manejamos con precisión. El buen estado de conservación y la consideración por varios motivos de ejemplar único llevó a la Asociación Cultural Ferroviaria Berciana (CFB) a solicitar su preservación como vehículo histórico en marzo de 2014, ante la Comisión de Puesta en Valor de vehículos ferroviarios de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, y a ADIF en su sección de Infraestructura de León, propietaria del vehículo.
Algunos hermanos del vehículo berciano han sufrido profundas reformas, como este que hoy día presta sus servicios desde Monforte de Lemos. El cambio de decoración de amarillo a azul y blanco y posteriormente verde y blanco se completa con la total sustitución de ventanales.
La Asociación, junto con la corporación municipal en el gobierno del Ayuntamiento de Ponferrada en ese momento, pretendían trasladar el vehículo una vez cedido a las instalaciones del Museo del Ferrocarril de Ponferrada, donde los voluntarios de la CFB la pondrían en marcha, permitiendo cortos desplazamientos en las instalaciones del museo, al igual que se ha hecho en dos ocasiones con la locomotora de vapor PV31. A más largo plazo, la dresina era el vehículo ideal para, según los planes del Ayuntamiento, comunicar mediante una vía propia y totalmente independiente a la de ADIF, las instalaciones del Museo del Ferrocarril con las hoy día abandonadas de La Placa, que se pretendía recuperar como espacio museístico.
Este era el estado que presentaba la dresina en los meses previos a su incendio. Las cortinas iban desapareciendo y su interior llenándose de escombros, pero el exterior lucía similar al de años anteriores, quizá gracias al cobertizo que la protegía de los agentes atmosféricos.
La dresina poseía varias numeraciones. Por un lado, su matrícula UIC completa, de 12 cifras, es 92.71.6.018.004-2. Las “IS 2114” pertenecen a Instalaciones de Seguridad, y “JTMI León, sección eléctrica” se refiere a la Jefatura Territorial de Mantenimiento de Infraestructura de León. Aunque alguna de sus compañeras tiene como velocidad máxima 70 Km/h, en esta aparecía rotulado 80 Km/h. Su tara son 5.000 kilogramos, su distancia entre topes 4,8 metros y entre ejes 3,3 metros.
La dresina estaba accionada mediante un motor diésel, con un puesto de mando central con asiento en perpendicular a la vía, desde el que la vagoneta se podía mover en ambas direcciones. Contaba con aparato de comunicaciones Tren-Tierra pero no con el sistema de seguridad ASFA. Dos filas de cuatro asientos longitudinales se repartían en la zona lateral larga, con una mesa metálica central, y en el otro lateral, el corto, disponía de un pequeño espacio para herramientas y documentos. Los pequeños topes no son normalizados, el enganche era mediante barra a vehículos similares, el acceso se realizaba mediante una puerta en cada lateral en su parte central, y la suspensión del vehículo se basa en conos silentblock de goma.
El interior en los últimos tiempos, que se puede comparar con la foto similar expuesta anteriormente.
Y la muestra más evidente del deterioro de partes más complejas de recuperar: Con el tiempo desaparecieron todos los aparatos, relojes y mandos de control de la dresina, así como gran parte del cableado eléctrico. Una dresina que tiempo atrás se conservaba completa era cada día más cara y difícil de recuperar.
El incendio
La sociedad actual no da importancia al patrimonio industrial, en el que se incluye el más específico patrimonio ferroviario. Son ya muchos ejemplos en nuestra comarca de pérdidas irreparables de bienes únicos. En este blog ya hemos dado cuenta del ramal ferroviario de Villaseca de Laciana, aunque años atrás ya se perdió el de Caboalles. El propio Ponferrada-Villablino sufre el pillaje y vandalismo esperando un futuro turístico que no acaba de llegar. Las locomotoras de vapor del Ponferrada Villablino que todavía no se han conservado se pudren en La Placa, así como otros vagones del ferrocarril que ya se han destruido completamente. No queda rastro de metal en los cables mineros del Coto Wagner como también hemos enseñado en este blog. Y así, ejemplos suficientes para estar un buen rato.
Vista lateral de la dresina ya quemada, al día siguiente del incendio.
Una imagen más de cerca nos muestra el detalle de que aunque cristales, pintura y otros elementos han desaparecido, la estructura metálica se conserva sin grandes deformidades, lo que indica que el fuego fue leve y los medios para su extinción rápidos.
El incendio de la dresina debe ser un toque de atención a todo lo que hoy todavía existe y se puede perder. La dresina se perdió por un incendio, pero después de tres años del lento andar burocrático desde su petición para conservarla en un lugar seguro. Ninguna preservación histórica es permanente, pero las instituciones deben colaborar de manera eficiente con las entidades que demuestran interés por el patrimonio histórico. La dresina quemada es recuperable, el incendio no ha deformado su estructura metálica, pero no lo es con los limitados medios económicos de quienes se querían hacer cargo de su conservación.
De los asientos ya solo queda su estructura metálica, y todo el suelo lleno de los resíduos del incendio.
Y el lado contrario de similar apariencia, con únicamente las partes metálicas supervivientes.
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